Introducción
I .LA HISTORIA DE LA TEOLOGÍA COMO
DISCIPLINA
TEOLÓGICA
El
título de «Historia de la Teología» lleva a preguntar si la disciplina a la que
se refiere es principalmente histórica o más bien teológica: ¿es por su género
Historia y por su diferencia específica Teología, o por su género es Teología y
por su diferencia específica Historia?, pero se dice que; al esbozar la
historia del pensamiento teológico es necesario narrar sucesos y
acontecimientos, precisar fechas y datos, analizar las afirmaciones concretas
de autores del pasado. Pero, si se quiere alcanzar una verdadera comprensión de
aquello que en una Historia de la Teología se narra, es decir, de la doctrina
de los diversos autores y del tránsito de unos a otros, la intención última debe
ser teológica.
El
análisis del proceso histórico de la Teología cristiana constituye, por eso,
una forma excelente de educar la propia inteligencia al empeño de pensar en la
fe y desde la fe, sirviendo así de base para superiores desarrollos. En este
sentido la Historia de la Teología ofrece no sólo unos puntos de referencia
históricos y documentales, sino también, y sobre todo, una verdadera introducción
a la Teología como tal.
II.
PERIODIZACION DE LA HISTORIA DE LA TEOLOGÍA
La
conciencia de la verdad de la fe y, más concretamente, la conciencia de que en
Cristo, Palabra de Dios hecha carne, Dios ha manifestado a los hombres su
designio de salvación, por una parte, y la tendencia a profundizar en esa verdad
a fin de captar su unidad y coherencia, en tal sentido, la Teología es tan
antigua como la fe cristiana, hundiendo sus raíces en la misma generación
apostólica. De ahí que pueda hablarse, y se hable con frecuencia, de «teología
bíblica», de «teología neotestamentaria», de «teología paulina», entre otras,
indicando así que en los libros que componen la Sagrada Escritura, se contiene
una doctrina que puede ser sintetizada y expuesta de modo estructurado y
armónico.
Los
apóstoles, y quienes con ellos vivieron, constituyen, sin embargo, una etapa
singular en la historia de la Iglesia: la etapa
fundacional, es decir desde sus primeros pasos con el mismo Jesús, Verbo
Encarnado. El inicio de la Historia de la Teología se sitúe más bien a partir
de la generación apostólica, cuando los cristianos, recibiendo el legado de los
apóstoles y dejándose iluminar por él, pusieron en juego todos los recursos de
su inteligencia para profundizar en ese depósito, con el deseo de asimilarlo
plenamente, de defenderlo frente a críticas o equívocos, de plasmarlo en obras
y de transmitirlo eficazmente a las generaciones sucesivas.
Para
intentar una periodización de la Historia de la Teología, tal y como se
desarrolla a partir del período apostólico, puede, sin duda, acudirse a la división
ya universalmente consagrada: Edad
Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea. Proceder así tendría
la ventaja de acomodarse a un uso común, dividir esa historia atendiendo a las tres etapas que, a nuestro juicio, ha recorrido esa historia: el período patrístico, el período escolástico y el período moderno o
contemporáneo. Ciertamente se completa esta introducción a la Historia de
la Teología marcando los contornos de esas tres etapas y marcando brevemente,
sus rasgos más característicos.
1. Período patrístico
Los
primeros autores cristianos, designados ordinariamente con el nombre de Padres
apostólicos por su cercanía cronológica a los apóstoles, se expresaron mediante
cartas u homilías, de tono familiar, muy unidas a la vivencia concreta de la
Iglesia. La aparición de una literatura apologética o de defensa, que desembocó
en un vibrante diálogo entre fe y razón; más concretamente, entre fe cristiana
y cultura pagana; se inició así un proceso de cristianización del mundo
helenístico y romano que se extendió a lo largo de varios siglos, hasta culminar,
en los siglos III al V, en una síntesis lograda.
En
el período patrístico así iniciado, cabe distinguir tres etapas fundamentales:
— La etapa primera, de iniciación o formación de la teología patrística,
que se extiende desde fines del siglo I hasta comienzos del siglo IV: es la
época de los Padres apostólicos, de los Padres apologistas, de los primeros
escritos antiheréticos y de los primeros intentos de tratados o exposiciones
teológicas ya relativamente cuajadas.
— Los siglos IV y V, verdadera edad de oro de la Patrística, hecha posible
por la conjunción de dos factores: la paz de que se disfruta desde principios
del siglo IV, al cesar las persecuciones, y la maduración ya alcanzada por el
pensar cristiano.
— La etapa final, que se extiende hasta el siglo VII, en el período de
transición entre la Antigüedad tardía y la Edad Media.
La
época patrística debe su nombre a los Padres de la Iglesia, entre ellos cabe
destacar a, (San Atanasio, San Basilio, San Cirilo de Jerusalén, San Juan
Crisóstomo, San Ambrosio, San Jerónimo, San Agustín...) Se trata de una época
que tiene una especial significación en la historia de la Iglesia y de la
Teología. En primer lugar, y ante todo, por su proximidad a los años
apostólicos. Pero también porque durante ese período la Iglesia se extendió ampliamente,
consolidando su estructura, desarrollando su liturgia, expresando su fe en fórmulas
dogmáticas cuidadosamente elaboradas.
2.
Período escolástico
Durante
los primeros siglos de la Edad Media, es decir, en la primera parte del período
altomedieval, y, más concretamente, entre los años 750 a 1100, domina, por lo que
al teologizar se refiere, la teología monástica: una teología nacida en el seno
de las escuelas monásticas existentes en los monasterios benedictinos, que
consistió sobre todo en un comentario a la Sagrada Escritura; desarrollado al modo
de una lectio o lectura meditada de los textos bíblicos, apoyada en los autores
patrísticos.
Alcuino
de York, Rábano Mauro, San Anselmo de Canterbury pueden ser considerados, con
plena justicia, los iniciadores de la teología medieval, porque pusieron las
bases metodológicas de la teología escolástica propiamente dicha. Hacia el 1100
aparecieron en los burgos o ciudades de Occidente escuelas catedralicias. La teología escolástica propugnó un método
analítico y discursivo que dio un amplio campo a la especulación racional
iluminada por la fe. Nacido y desarrollado en el interior de instituciones
académicas, las escuelas catedralicias y, posteriormente, las universidades y,
en ellas, las Facultades de Teología.
El
teologizar escolástico fue evolucionando, dando origen a desarrollos especulativos
cada más amplios y de mayor profundidad teorética, hasta constituir, en más de
un punto, una cumbre en la historia general del pensamiento. dentro de la que
pueden distinguirse varias fases o subperíodos:
— La Alta escolástica, que va del 1100 al 1300, período en el que se
sitúan las figuras más importantes y representativas: Pedro Lombardo, Alejandro
de Hales, San Buenaventura, San Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino y el Beato
Juan Duns Escoto;
— La Baja escolástica, del 1300 al 1500, época en parte creadora y en
parte de decadencia, en el que la reflexión se escinde en disputas entre
escuelas y, en ocasiones, se pierde en disquisiciones alejadas de los núcleos
centrales de la fe;
— La Escolástica renacentista, de comienzos a mediados del siglo XVI,
caracterizada por la incorporación al método escolástico de las preocupaciones
literarias e históricas provenientes del humanismo renacentista, tal y como lo
testimonian la obra, entre otros, de los dominicos Tomás de Vio y Melchor Cano;
— La Escolástica barroca, que se extiende desde mediados del siglo
XVI hasta el siglo XVII, en el que después de algunas figuras relevantes, como
Domingo Báñez y Francisco Suárez, se inicia un período de fuerte decadencia.
3.
Período moderno y contemporáneo
El
siglo XVII representa, en muchos aspectos, un momento de fuertes cambios, tanto
en lo político como en lo cultural. La escena intelectual, ocupada hasta
entonces sobre todo por la tradición escolástica, empieza a ser dominada por otras
líneas de pensamiento, particularmente el racionalismo de origen francés y el
empirismo de proveniencia anglosajona.
A
la Teología se le planteaba, en consecuencia, un considerable reto, que
reclamaba, en primer lugar, salir de la decadencia en que, como ya hemos dicho,
se encontraba en aquellos momentos, y, después, ir a la raíz de la fe para
conseguir mostrar, con fuerza nueva, su vitalidad y su verdad. De ahí una historia
aún no concluida, porque nos encontramos todavía en esa coyuntura histórica en
la que cabe distinguir las siguientes etapas:
— La continuación del
proceso de decadencia del pensar teológico, que se extiende a lo largo de todo
el siglo XVII.
— El inicio de un
proceso de renovación en el siglo XIX, que procede, no sin polémicas y
tensiones, a través de tres líneas fundamentales: la vuelta a las fuentes
bíblicas y patrísticas, la recuperación de la tradición escolástica tal y como
se había manifestado en su momento de esplendor, es decir, en los grandes
maestros plenomedievales y el diálogo
con algunas corrientes del pensamiento moderno, particularmente en su versión
idealista y romántica.
— La plenitud de tal
renovación, que cabe situar en torno al Concilio Vaticano II, punto decisivo de
referencia para la valoración del precedente desarrollo de la Teología y para
el juicio sobre la situación actual y su historia futura.
III.
HISTORIA DE LA TEOLOGÍA, HISTORIA DE LA FILOSOFÍA, PATROLOGÍA Y PATRÍSTICA
Antes
de cerrar esta introducción, conviene señalar la distinción y relaciones de la
Historia de la Teología con otras disciplinas académicas relativamente
próximas. En primer lugar, con la Historia de la Filosofía. Entre Filosofía y Teología
hay, a la vez, diferencias y conexiones. La Filosofía procede a partir de la
razón y la experiencia humanas, interrogándose sobre ellas y buscando
explicaciones, fundamentaciones y respuestas. La Teología procede a partir de
la palabra de Dios, esforzándose por poner de relieve su contenido y su riqueza,
a fin de iluminar desde ella la totalidad de la existencia humana. Sólo a
partir del siglo XVII se establece una neta distinción metodológica y académica
entre Filosofía y Teología.
El
teólogo, al reflexionar sobre la fe, reflexiona a la vez sobre la experiencia
humana, en la que esa fe se inserta y a la que esa fe ilumina; realizará o podrá
realizar, en efecto, obra válida no sólo teológica, sino también
filosóficamente. La Historia de la Filosofía y la Historia de la Teología son,
en suma, disciplinas distintas, pero relacionadas y que deben estar atentas la una
a la otra.
La Patrología quiere subrayar la vertiente doctrinal, es decir el pensamiento. Y la Patrítica, más bien se va por la literatura.
Estudiante:
Robles Moreno José Ricardo.